Kilian Jornet: El semidios que camina entre mortales.

El término semidiós surgió en la antigua Grecia, se usa para describir la figura mitológica que es fruto de la unión carnal entre un dios y un mortal. También a los semidioses se le conocen por héroes, pero no hay que confundirlos. Muchos de los héroes que la mitología griega nos muestra, son seres humanos mortales que han sido honrados con ese “carácter” ya que su destino fue digno de ser narrado por realizar hazañas extraordinarias. Los griegos, en general, adoraban a todas aquellos seres que, a su parecer, habían traspasado la medida común de una manera o de otra. Parte realidad, parte fantasía, lo cierto es que los griegos, muchos siglos después, hicieron de la actividad deportiva (juegos olímpicos) el eje de una existencia sana y feliz...

Kilian no necesita presentación, como tampoco lo necesitarian Ulises o Perseo entre otros. Él es sin duda el principal ejemplo de todo lo bueno que representa el mundo del deporte actual, una actualidad deportiva lejana de sus comienzos, donde se rige por otros valores contrarios al "tratado de valores" que Klian Jornet intenta transmitirnos, no sólo dentro de la competición, sino también fuera de ella. Si Kilian Jornet viviera en la antigua Grecia seria de todo menos humano, tiene rasgos de semidios, no solo por la superioridad con la que vence, sino por los sentimientos que le provocan esa superioridad, como se puede comprobar en declaraciones como la que afirma sentir envidia después de cruzar la meta en primera posición de los corredores cuando los ve llegar a meta con la expresión de felicidad de haber superado un reto personal aun siendo en una posicicón intrascendente. Ese sentimiento es semejante al que sentían en la antigua Grecia muchos Dioses sobre los mortales cuando convertían pequeñas hazañas de supervivencia o pasión en momentos únicos y memorables. Pero también tiene rasgos de héroe, sus hazañas son aclamadas en todo el mundo, nada tienen que envidiar a los doce trabajos que tuvo que superar Hércules ordenados por Euristeo, el cual tenia miedo de que Hercules le arrebatara el trono de Micenas. Cada reto que Kilian Jornet se autoimpone es más complicado que el anterior, su exigencia, a veces incomprendida, va más allá de lo humano, como si hubiera un Dios que lo estuviera poniendo a prueba, temiendo por su reinado.

Al margen de todos los detalles de su brillante campaña como corredor y esquiador de fondo, lo cual queda para los eruditos de ese deporte, Kilian Jonet pasará sin duda a la mitología, a la de esos semidioses que tantas alegrías regalaron a sus seguidores y, como en su caso, no sólo le dieron entretenimiento y consuelo en la aflicción, sino que contribuyeron con su aporte de genio a mantener vivos los valores del humanismo, de la paz, de la superación, de la integridad, humildad, pasión por el deporte, de esa búsqueda de la perfección que es la tarea de todos y cada uno de nosotros en el breve paso por este mundo. Kilian Jornet nos dejará momentos grabados con esfuerzo y ambición en la historia del deporte de resistencia como hizo Aquiles en las interminables guerras dominadas por su estrategia y espada.

Volviendo a la realidad del plano Hertziano y dejando de un lado el don otorgado por los dioses, que Kilian Jornet sea un deportista superdotado es algo que todos los que le siguen ya sabían. Sus resultados en competición, tanto corriendo como esquiando, ponen de manifiesto que posee una maquinaria perfectamente diseñada para la alta competición y para la ultra resistencia. Las pruebas, realizadas por su médico, el Doctor Brotóns, han reflejado cómo Kilian tiene unas capacidades innatas para el deporte. Sin duda, uno de los registros que más ha llamado la atención de los resultados ha sido el consumo máximo de oxígeno que su cuerpo es capaz de absorber; es la manera más eficaz de medir la capacidad aeróbica de un individuo. Cuanto mayor sea el VO2 máx, mayor será la capacidad cardiovascular de ésta. Kilian es capaz de metabolizar un máximo de 90 litros por minuto y kilogramo de peso, lo cual lo pone al nivel de históricos deportistas, como por ejemplo, de la talla de Miguel Indurain (88 VO2 Max). A esto ayuda una capacidad máxima pulmonar de 5.3 litros comparado con Miguel Indurain (7.8) es inferior, pero es normal pues lo de Indurain era excepcional y porque Kilian Jornet tiene un cuerpo bastante más pequeño. Asimismo, su cuerpo mantiene un balance casi perfecto, con una altura de 1,71 cm y 58 kilos de peso, lo que le hace un corredor ligero pero con un tren inferior muy potente. De esos 58 kilos, un 8,7% es grasa, un 21% es hueso y un 46% es músculo. En el test de Bruce realizado, Kilian Jornet pudo alcanzar una velocidad punta de 12 kilómetros por hora con una inclinación de un 24%, algo al alcance de muy pocos deportistas. Pero también es sorprendente su capacidad de recuperación tras dar su rendimiento máximo, y es que en apenas un minuto de descanso, su pulso bajó hasta las 110 pulsaciones por minuto, mientras que tres minutos después ya estaba a 80 pulsaciones por minuto.

Podría terminar relatando muchos de sus logros o hazañas, pero me quedo con una de sus frases: No se puede amar nada que no se conoce, tenemos que rodearnos de cosas que nos interesen y que podamos conocer. Para después poder amar. Sin duda el amor por las cosas es el origen de todas las motivaciones. Kilian Jornet.