Desde mi propia experiencia, he podido comprobar que pasamos por momentos muy complicados a lo largo de la vida, pero también es verdad que a veces nosotros mismos somos los que nos ponemos las trabas centrándonos en querer llegar al final lo más rápidamente posible, en lugar de mirar el sendero por el que vamos caminando y disfrutar de todo lo que nos aporta. Cuando os pase eso imaginad que estáis en un hermoso prado, tenéis que atravesarlo para llegar a un final que ni siquiera vislumbráis por su lejanía. La actitud no es mirar al horizonte y pensar “no voy a llegar nunca”. La actitud no es sentir que el Sol nos abrasa y recordar que no llevamos sombrero para guarecernos. La actitud no es correr para llegar raudos porque tarde o temprano nos faltará el aire y parecerá imposible llegar a nuestro destino. La actitud no es pensar que no tenemos el calzado adecuado para atravesar ese camino… tenemos que cambiar la actitud, pues ahí está la clave. Sentíos en el centro del sendero, con un largo camino por delante y mirad hacia los lados. El sendero está rodeado de un hermoso esplendor verde iluminado por las gotas de rocío que el universo os regala. Sentir ese frescor que os acompaña, el sol no os da calor, os da la luz para que sigáis el sendero sin temor a perderos. Sentir el maravilloso olor que cada una de las flores que os rodean os regalan, sólo por estar ahí en el momento adecuado. Disfrutar de la multitud de colores que os acompañan haciéndoos sentir un hermoso arco iris en la tierra. Seguid caminando, sin prisa pero sin pausa… antes vuestra preocupación era el calor, el tener sed en mitad del camino, pero no os habíais dado cuenta de que más adelante atravesáis una hermosa fuente para que hagáis un alto, bebáis si tenéis sed, os refresquéis el cuerpo y el alma y toméis las fuerzas suficientes para seguir para adelante sin cansancio, sin agotamiento, dándoos la energía suficiente para seguir disfrutando de un sendero que está ahí para que lo disfrutéis. No tengáis prisa por llegar. Al final siempre llegamos, pero disfrutad de todo lo que se os regala para llegar en unas condiciones óptimas y sonreír después sabiendo que el camino ha merecido la pena.
He salido desde la piscina municipal de Alcaucín, por el reciente trazado del GR 242 que recorre la Axarquía mas montañosa por la falda de la Sierra Tejeda-Almijara. He tomado cuesta abajo dirección Periana, tras pasar algunos cortijos y casas y cruzado el Arroyo de la Zorra-Río Seco que llevaba un poco de agua, a partir de ahora es todo en subida, primero cruzamos la carretera que sube a Zafarraya, luego un camino antiguo restaurado con tramos de hormigón que sale a la carretera que une el Puente Don Manuel con Periana. Luego carril a la derecha hacia la Barriada de la Estación, donde se encontraba la antigua estación, sin entrar en Periana tomamos el camino restaurado de la antigua vía del ferrocarril. El primer puente, recorridos poco más de un kilómetro desde el cruce, sorprende con una enorme escombrera. Es inconcebible que, ante la indiferencia de los organismos responsables, exista este horrible basurero que contrasta con la belleza del paisaje. Tras dejarlo atrás la subida discurre por el estrecho desmonte hecho en la roca para el tren además de olivares de aceituna verdial que le da su fama a Periana. También se cruza por una zona con pinos centenarios que marcan el fin de uno de los tramos de cremallera, es una zona preciosa que debería estar protegida. Tras pasar por el primer punto de avituallamiento de agua, la fuente del Aguadero, que hace cruce con la subida al Hoyo del Toro, se entra en el túnel excavado a mano en la roca que conduce al mirador, se cruza la carretera y comienza directamente la subida al Morrón de la Cuna o Cerro del Puerto (altitud 1.226 ms.). Por una senda perdida en forma de zigzag y fuerte pendiente, por su cara sur (Malagueña) se corona dicho Cerro. Durante toda la subida podemos disfrutar de las vistas de La Maroma, cumbre de la Sierra Tejeda; el embalse de la Viñuela, la Mesa de Zalias, donde se encuentran las ruinas de otro vestigio del sistema defensivo nazarí, (castillo utilizado y ampliado posteriormente por los cristianos), El Espino, Alcaucín, y todo el valle de El Puente de don Manuel, Los Romanes, Cútar, Loma de Carrión, la Sierra de Carrión al fondo, el Tajo del Cabrero, el macizo de la Umbría con sus vertientes sur y norte. Una vez en la cima he continuado por el cordal campo a través para salir a la pista forestal del Parque Natural Sierra Tejeda-Almijara, dicha pista que viene desde la provincia de Granada para acceder a la provincia de Málaga por el Área Recreativa de la Alcauca, donde podemos beber agua y el Área Recreativa el Alcazar hasta alcanzar de nuevo la localidad de Alcaucín.
Ritulla realizada en menos de 5 horas, 40 kilómetros con poco más de 1.600 metros D+, perfecta para hacerla corriendo. Como dato he consumido un platano y nunca me falto agua, pues hay 3 puntos muy bien distribuidos. El
Track de la ruta.
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El Pantano de la Viñuela. |
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Subida suave pero constante. |
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Fuente el Aguadero. |
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Túnel excavado a mano con el Cerro del Puerto al fondo. |
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Parte del trayecto realizado. |
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Cerro del Puerto (altitud 1.226 ms.) |
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Algun tramo de bajada era campo a través. |
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Pista forestal que une La Alcauca con Alcucín. |
Tener zapatillas deportivas adecuadas es esencial para disfrutar del senderismo al máximo. Un buen calzado ofrece comodidad, seguridad y soporte en diferentes rutas, permitiendo explorar la naturaleza sin preocupaciones y cuidando tus pies en cada paso.
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